Ribeira de Piquín

A 50 kms de la capital, situado entre montañas, en la ribera del río Eo, limita al Norte con los Ayuntamientos de A Pontenova y Riotorto; al Sur con el de Baleira; al Este con el de A Fonsagrada y al Oeste con los de Meira y Pol. Su principal núcleo urbano es Ribeira de Piquín, situado en Chao de Pousadoiro.

Entre los monumentos destacan los templos parroquiales de San Xoan de Baos y el de SAn Xurxo de Piquin. En la iglesia de San Xoan de Baos, situada en una colina rodeada por el rio Rodil, destaca el retablo mayor neoclásico asi como la imagen policromada de San Andrés, del sigo XV. La iglesias de San Xurxo de Piquin, situada en la orilla izquierda del rio Eo data del año 1782 destacando un retablo neoclásico en la capilla lateral.

Asimismo, en todo el Municipio nos encontramos restos arqueológicos como varias mámoas y varios castros o huellas de las minas romanas.

Destaca la casa natal de Juan Antonio Lombardero, prestigioso relojero, inventor y herrero del siglo XVIII. Se encuentra en Vilarpescozo donde todavia se conserva su escudo de armas.

Al pasado romano de estas tierras, alude claramente el topónimo "Montefurado", que hace referencia a las explotaciones mineras llevadas a cabo por el imperio. Las primeras referencias históricas de Ribeira de Piquín se tienen en el siglo XI, con la restauración o fundación del monasterio de Meira.

A lo largo de la historia, se produjeron varias revueltas. Las más importantes, contra el señorío feudal, pero también, un siglo después, contra la invasión francesa. Entre los personajes ilustres nacidos en este ayuntamiento destacan: Juan Antonio Lombardero (famoso relojero del siglo XVIII nacido en Vilarpescozo), Aníbal Otero (lingüista destacado en el siglo pasado. Colaboró con estudiosos como Menéndez Pidal en la confección del ALPI) y Seivane (fundador de una estirpe de elaboradores de gaitas y abuelo de la conocida gaiteira Susana Seivane).

La riqueza paisajística y la existencia de restos arqueológicos son los reclamos mas interesantes para los visitantes. Se pueden hacer rutas y excursiones a los yacimientos arqueológicos, a los restos de Montefurado o a la arquitectura religiosa.

A ello hay que añadir la gastronomía tradicional, donde los derivados del cerdo son el exponente prioritario. A su lado conviven el queso, las filloas, las castañas o los productos de la huerta, además de los ejemplares fluviales.